Cuando la Unión Soviética colapsó en 1991, el sindicato de comunicaciones para el que laboraba entonces recibió varias delegaciones de las naciones emergentes y les dictamos cursos sobre cómo operaban las economías de mercado y cómo negociar convenciones colectivas.

Como es mi costumbre al dictar charlas a audiencias foráneas, hice que mis ayudas audiovisuales fuesen traducidas al idioma de ellos, por lo que mis diapositivas fueron traducidas al ruso, aunque, por supuesto compartía en inglés y tenía un intérprete.

Nadie Dijo Nada

No puedo leer el alfabeto cirílico y sé muy poquito ruso por lo que simplemente me apegué al orden de mis diapositivas.  Sin embargo, llegó un momento cuando me di cuenta por la información estadística de la última diapositiva que, por los últimos diez minutos había estado haciendo referencia a la diapositiva equivocada.  Los estudiantes británicos me hubieran señalado aquello en segundos pero ninguno de los rusos dijo palabra alguna.

Quedé perplejo y les pregunté porqué nadie me había dicho que estaba haciendo referencia a la diapositiva equivocada.  Eventualmente, un alma valiente me dio una respuesta que el intérprete tradujo: “En nuestro país, nadie desafía al maestro”.

Roger Darlington

Fuente: rogerdarlington.me.uk

Víctimas De La Trampa

La historia de hoy me resulta realmente interesante y aunque es evidente que la nuestra cultura occidental se asemeja más a la del país del instructor que al de los alumnos de la misma, me pregunto si no caemos víctimas de aquella trampa de vez en cuando.  Y es que muchos de los que nos hallamos en puestos de liderazgo nos cerramos de tal manera a la corrección ó crítica de quienes nos rodean que, al final logramos instaurar una cultura en la que “nadie desafía al líder”.

Camino Peligroso

Cuando esto ocurre, ya sea que seamos conscientes de ello ó no, comenzamos a transitar por un peligroso camino que nos puede llevar al descalabro—no sólo personal sino también organizacional.  Sí, tal vez no pertenezcamos a los países emergentes del bloque soviético de comienzos de los 90, pero asegurémonos que nuestras vidas, familias, empresas, iglesias u organizaciones no sean víctima de la misma mentalidad.  Adelante y que Dios les bendiga.

Raúl Irigoyen

El Pensamiento Del Capellán