En Realidad Es Para Los Demás.
Sólo uno que hace el 100% puede reconocer el éxito.

Lo Más Saludable

La manera más saludable de aplicar este conocimiento es ver todo el pasado como el éxito y el presente como nuestra obra.  Si vemos el pasado como nuestra obra, entonces tanto el ego como la lamentación nos acompañarán.  Y cuando vemos el presente como el éxito, entonces la pereza y la falta de consciencia hacen acto de presencia.  Si aplicamos la obra para el futuro, nos traerá tensión y preocupación.  Si aplicamos el éxito al futuro, pudiera traer algo de confianza para también aletargamiento.

Éxito Del Pasado

Dejemos que el éxito sea del pasado.  Dejemos que la obra sea para el presente.  Y para el futuro, una mezcla de ambos.

El sabio verá la obra en el éxito y el éxito en la obra de manera simultánea.  ¿Estaremos confusos ahora?

Uno que trabaja mucho nunca dirá que hizo mucho.  Cuando alguien dice que ha trabajado mucho, lo que quiere decir es que puede hacer más.  No ha hecho lo suficiente.  El trabajo no nos cansa tanto como el activismo.

Todos Tenemos Talentos

Todos los talentos que tenemos son para los demás.  Si tenemos buena voz, es para los demás.  Si cocinamos bien, es para los demás.  Si escribimos un buen libro, es para los demás.  ¿Qué haremos?  ¡No podemos sentarnos y leer nuestro propio libro!

Si somos buenos carpinteros, es para los demás.  Así que todos nuestros talentos son útiles para los demás.  Si somos buenos cirujanos, es para los demás; no podemos realizarnos una cirugía a nosotros mismos.  Esto es interesante.  Si somos buenos maestros, es para los demás.  No podemos enseñarles a nuestros propios hijos; ellos no nos escucharían de todas maneras.  Así que todo nuestro trabajo y talentos son para los demás.

Si no usamos nuestros talentos, los perderemos.

Bendición Para Otros

H.H. Sri Sri Ravi Shankar; enviado por Narayan Veeraraghavachar, India
El autor del pensamiento de hoy nos anima a reconocer que todo lo bueno que podemos llevar a cabo de este lado del cielo siempre habrá de tener como beneficiarios a los demás… y jamás a nosotros mismos.  En realidad ese es el plan de Dios para nuestras vidas: que seamos de bendición a los demás, tal y como el Señor se lo prometió a Abram.  Nuestros dones, talentos, habilidades, conocimientos… todos ellos nos han sido conferidos precisamente para bendecir a otros.  El limitar su impacto únicamente a nuestra vida, a nuestros intereses y nuestro beneficio, no sería más que un completo desperdicio.  ¿Qué estaremos “guardando” para nosotros mismos?  ¿Por qué no más bien, abrir las fuentes de nuestra vida para que otros se beneficien y sus vidas sean edificadas?  Adelante y que Dios les bendiga.

Raúl Irigoyen
El pensamiento Del Capellán