“Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, Y alzaos vosotras, puertas eternas, Y entrará el Rey de gloria.   ¿Quién es este Rey de gloria? Jehová el fuerte y valiente, Jehová el poderoso en batalla.

Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, Y alzaos vosotras, puertas eternas,
Y entrará el Rey de gloria. ¿Quién es este Rey de gloria?
Jehová de los ejércitos, El es el Rey de la gloria”. Salmo 24:7-10

La Humildad En Persona

La humildad es la virtud dada por Dios que nos concede de que no lo sé todo ni lo tengo todo y por lo tanto necesito rodearme de gente que tienen lo que yo no tengo y saben lo que yo no sé”.

La Paradoja del Señor: “ Aprended de mi que soy manso y humilde corazón”. Sabiéndolo todo y teniéndolo todo se hizo hombre para alcanzarnos con su amor. Y en todo su ministerio no se auto proclamo. No hizo publicidad y al hacer milagros le decía a las gente: “No se lo digan a nadie”

Fue en lo últimos días antes de morir y después de resucitar que experimentó tres grandes exaltaciones. Todas ellas rodeadas de humildad.

PRIMERA EXALTACIÓN

Primera Exaltación: La entrada triunfal en Jerusalén

(Mr 11:1-11) “Cuando se acercaban a Jerusalén, junto a Betfagé y a Betania, frente al monte de los Olivos, Jesús envió dos de sus discípulos, y les dijo: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego que entréis en ella, hallaréis un pollino atado, en el cual ningún hombre ha montado; desatadlo y traedlo. Y si alguien os dijere: ¿Por qué hacéis eso? decid que el Señor lo necesita, y que luego lo devolverá. Fueron, y hallaron el pollino atado afuera a la puerta, en el recodo del camino, y lo desataron. Y unos de los que estaban allí les dijeron:

¿Qué hacéis desatando el pollino? Ellos entonces les dijeron como Jesús había mandado; y los dejaron. Y trajeron el pollino a Jesús, y echaron sobre él sus mantos, y se sentó sobre él. También muchos tendían sus mantos por el camino, y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían por el camiY los que iban delante y los que venían detrás daban voces, diciendo: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino de nuestro padre David que viene! ¡Hosanna en las alturas! Y entró Jesús en Jerusalén, y en el templo; y habiendo mirado alrededor todas las cosas, como ya anochecía, se fue a Betania con los doce.”

 

El propósito de la entrada triunfal en Jerusalén

  • Jesús era el Mesías prometido, y como tal, debía manifestarse a las multitudes que lo esperaban, y el lugar indicado tendría que ser necesariamente en Jerusalén, la capital del reino. Tal como el ciego Bartimeo había reconocido, Jesús era el legítimo “Hijo de David”, aquel a quien Dios había prometido su trono y quien sería el heredero de todas las promesas hechas a David.
  • Era un acto desafiante ante los religiosos que no toleraban su mensaje vivo y eficaz, lo cuál hizo que gente dijera: “Nunca antes alguien ha hablado como él, con tal autoridad, mayor que la autoridad de los escribas y fariseos”.

Serafín Contreras Galeano habla de Este Tema: “Las Tres Exaltaciones Del Señor Jesús En Sus últimos días de ministerio en la tierra.

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